martes, 6 de septiembre de 2011

martes, 28 de junio de 2011

Poesía surrealista: La Unión libre, Andre Breton

Mi mujer de cabellera de llamas de leña
De pensamientos de relámpagos de calor
De talle de reloj de arena
Mi mujer de talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas
                de última magnitud
De dientes de huellas de rata blanca sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de cristal frotados
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura de niño
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de tejado de invernadero
                y de vaho de cristales
Mi mujer de hombros de champán
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillas
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de encinas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de bobina
De movimientos de relojería y de desesperaci6n
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben
Mi mujer de cuello de cebada imperlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente
De senos de noche
Mi mujer de senos de pinera marina
Mi mujer de senos de crisol de rubíes
De senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de apertura de abanico de los días
De vientre de zarpa gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de mercurio
De espalda de luz
De nuca de piedra rodada y de creta mojada
Y de caída de un vaso en el que se acaba de beber
Mi mujer de caderas de lancha
De caderas de lucerna y de plumas de flecha
Y de tallos de pluma de pavorreal blanco
De balanza insensible
Mi mujer de muslos de greda y de amianto
Mi mujer de muslos de lomo de cisne
Mi mujer de muslos de primavera
De sexo de gladiolo
Mi mujer de sexo de placer y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja inmantada
Mi mujer de ojos de llanura
Mi mujer de ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer de ojos de leña siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego

Pintura Surrealista: Remedios Varo


Paisaje torre centauro (la torre), 1943



La ciencia del inutil o el alquimista, 1955


La Revelacion o el Relojero, 1955

Exploración de las orillas del río Orinoco, 1959


Mujer saliendo del psicoanalísta, 1960


Naturaleza Muerta Resucitado, 1963




Pintura Surrealista: Leonora Carrington

Le Bon Roi Dagobert , 1948

El gigante -o el guardian del huevo-, 1948


El juglar, 1954



lunes, 20 de junio de 2011

Pintura Surrealista: René Magritte


La traicion de las imagenes, 1928

Los dos misterios

"Le Reproduccion Imposible", 1937

El imperio de la luz


Clarividencia, 1936
 
 
Magritte pintando la clarividencia, 1936


Pintura Surrealista: Joan Miró

El carnaval del arlequin, 1924

Pintura Surrealista, Max Ernst

Au rendez-vous des amis


 Edipo Rey, 1922

Pintura Surrealista, Salvador Dali

1936, Premonicion sobre la guerra civil

La persistencia de la memoria

Cine surrealista, El retorno a la razon, Man Ray


Retorno a la razón es una película que rodó Man Ray que no llega a los tres minutos de duración y cuyo irónico título hace referencia a las sombras que componen las imágenes, es un decir, del film. La hizo en 1923, cuando Lenin tenía ya un pie en la tumba, y, en América, la tierra de Ray, se encendían las luces de los años locos, cuando los inspiradores del gran Gatsby brillaban en sus fiestas de Long Island. Retorno a la razón trae a la memoria la película The Great Gatsby, del irlandés Herbert Brenon, rodada en 1926, sobre la novela de Scott Fitzgerald del mismo título, filme del que nada sabemos porque apenas se ha conservado un minuto del metraje: sombras, como en el celuloide de Man Ray. Parece un guiño de la historia: en ese año, Ray aún era un tipo joven, de poco más de treinta años, y podía haber asistido perfectamente a esas veladas de alcohol, sexo y cocaína que Scott Fitzgerald refleja en su novela, aunque, en 1926, hacía cinco años que había abandonado Nueva York por París, después de publicar el único número de la revista New York Dada. En 1923, en el estreno del filme de Ray en un teatro de París, Aragon, Breton, Éluard, Péret, organizaron un escándalo para reventar la sesión, acción propia de las inclinaciones provocadoras que acompañaron a las vanguardias y a los jóvenes, y no tan jóvenes, que, a veces a ciegas, buscaban nuevos caminos para el arte y la vida. Esa película, Retorno a la razón, podía verse, es otro decir, en la exposición que, no hace mucho, organizaron la Tate Modern de Londres y el MNAC barcelonés, dedicada a quienes califican de artistas provocadores del siglo XX: Duchamp, Picabia y Man Ray, exponentes de una corriente vital que impugnaba la tradicional concepción histórica de lo que era una obra artística y que entraron en la vida adulta cuando el impresionismo aún dominaba el panorama artístico europeo.

Cine Surrealista: El perro andaluz, de Luis Buñuel


La idea de “Un perro andaluz” surge cuando Luís Buñuel le cuenta un sueño a Salvador Dalí en el que una nube corta la luna en dos mitades, “como una navaja corta un ojo”, con ocasión de una visita del director a la casa de su amigo en Figueras. Así se fragua la idea de escribir el guión conjuntamente, con la financiación (escasa) del padre de Buñuel. Se trataba de elaborar un film surrealista, a base de juntar imágenes acordadas por ambos y que, intencionadamente, no tuvieran conexión, con la única condición de que les resultaran sorprendentes.
 
 

Manifiesto Surrealista

La primera fecha histórica del movimiento surrealista es 1916, año en que Andre Breton, precursor, líder y gran pensador del movimiento, descubre las teorías de Sigmund Freud y Alfred Jarry, además de conocer a Jacques Vache y a Guillaume Apollinaire. Durante los siguientes años se da un confuso encuentro con el dadaísmo, movimiento artístico precedido por Tristan Tzara, en el cual se decantan las ideas de ambos movimientos.

En el año 1924 Breton escribe el primer Manifiesto Surrealista, del cual es el siguiente extracto:

“Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra surrealismo, en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar de que esta palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos sirviéramos de ella. Voy a definirla de una vez para siempre:

Surrealismo: “sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.”
Filosofía: “El surrealismo se basa en la creencia de una realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo, y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos los restantes mecanismos psíquicos, y a sustituirlos por la resolución de los principales problemas de la vida.

Han hecho profesión de fe de Surrealismo Absoluto, los siguientes señores: Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Gerard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon, Soupault, Vitrac.”

martes, 10 de mayo de 2011

Expresionismo

Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista –la “expresión”– frente a la plasmación de la realidad –la “impresión”–. El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico.